jueves, 7 de agosto de 2025

GÜNTHER ANDERS: Escultura sin techo

 Un estudio sobre Rodin


 

Pilar Alberdi



De la mano de una nueva editorial, Molussia Editores, surge este excepcional análisis del filósofo Günther Anders (1902-1992) sobre las esculturas de Auguste Rodin.

La edición y traducción estuvo a cargo de María Carolina Maomed Parraguez y Virginia Modafferi y la introducción de Micaela Latini. El propósito de la edición es, no solo ayudar a dar valor a la obra del autor de La obsolescencia del hombre, donde incide en los peligros de una técnica no controlada y el riesgo generado con la creación y utilización de la bomba atómica, sino salir al encuentro de un espectador reflexivo como lo fue el propio Anders, en este caso, con respecto al arte.

Günther Anders, fue el primer esposo de Hannah Arendt, y como a ella, le toco vivir, aunque en diferentes circunstancias el exilio, primero en Francia y posteriormente en Estados Unidos, huyendo del nazismo. De ahí, en gran medida, la comprensión profunda de ese no-mundo al que muchas personas se ven condenadas, no solo por lo incomprensible que a veces resulta el mundo en sí, sino por las espantosas tragedias creadas por la avaricia, el fanatismo, el supremacismo étnico y la corrupción de dirigentes políticos inescrupulosos así como por oscuros intereses mercantiles que imponen un capitalismo aberrante, desquiciante, inhumano, haciendo alarde de esa «discrepancia promética», entre la constante promesa de Progreso y sus nefastos resultados.

Homeless sculpture es, como explica la prologuista: «la transcripción reelaborada de una conferencia pronunciada por Günther Anders el 13 de marzo de 1943, en la sede de la galería Vigovino en Brentwood, California».

¿Por qué estas esculturas son sin techo? ¿Qué se quiere decir con esa expresión creada por el propio Anders? La explicación sencilla que podemos dar después de leer el ensayo es porque ese mundo burgués salido de la Revolución Francesa no tiene espacios donde poder exponer esculturas como las que presenta Rodin, que si bien pudo disfrutar del éxito en vida, cada obra encargada y realizada, disgustaba por lo general a los solicitantes de las mismas. Así, haciendo el autor un breve recorrido por la historia nos será explicado cómo no es lo mismo la escultura griega, por citar un ejemplo, que la Renacentista, y la resultante de la nueva burguesía con aquellas. Porque mientras que las primeras respondían a unos valores (la competición, el ideal de héroe o la creencia religiosa, la simbiosis con la arquitectura), la burguesa no. De algún modo se puede decir que nace desnuda, desprotegida, solitaria. Y mientras aquellas remitían a quehaceres y sentidos explícitos propios de una vida en común, una vida social, las de Rodin son expresión de sí mismas.

No solo no encuentran su espacio de exposición estas esculturas sino que en muchos de los casos parecen nacer de su propio soporte en la piedra, que le sirve en parte de andamiaje, simple coartada por dónde asoma, expectante una figura buscando un «interlocutor imposible».

Explica la introductora, Micaela Latini: «La mayoría de las figuras inmortalizadas por Rodin tampoco goza de la búsqueda de una vía de escape. De hecho son figuras que anhelan abandonar su situación». (…) He ahí el núcleo del arte de Rodin: el intento siempre renovado de estas figuras por superar la distancia que las separa del mundo».

Ya desde el comienzo de la conferencia, Günther Anders nos permite observar con claridad lo que sucede: «Hacia 1900 la humanidad vive en un mundo en el que todo ―el hombre, el tiempo del hombre y las relaciones entre las personas― se había convertido en objeto de intercambio en un sistema mercantil». Entendemos perfectamente de lo que habla porque ese tiempo, pertinazmente actuado, es hoy también el nuestro.

Estamos ante el hombre tratado como «cosa». El Romanticismo, será el primero en plantar cara a esta alienación de cosas y seres, mientras otros movimientos intentarán devolverles la vida ofreciéndoles un lugar especial en sus obras. Así lo hace, por ejemplo, el movimiento Nature Morte «iniciado por Chardin, renovado por Cézanne y Manet, seguido más tarde por el cubismo y el surrealismo». Detenerse en la cosa, mostrarla en su esencia. No faltan en esta trayectoria las obras de Van Gogh (La silla o Zapatos viejos), de Cezanne y otros.

De hecho, tanto las obras de los impresionistas como las de Rodin tardaron en conseguir que se las aceptase en las exposiciones más importantes de París, que ya comenzaban a ser «industriales», donde el arte lucía meramente como producto para ser vendido al nuevo comprador burgués.

A continuación, la conferencia de Günther Anders va detallando algunas de las principales obras de Auguste Rodin, comentando con detalle lo que observa en ellas. Comienza con El torso de Adele, Los burgueses de Calais, La puerta del infierno, La catedral, La edad de bronce, El pensador, Eva, El ídolo eterno…, muchas de ellas nacidas de las figuras que adornaban la citada Puerta del infierno, escultura basada en las lecturas de La Comedia de Dante Alighieri, Las flores del mal de Baudelaire y la Metamorfosis de Ovidio.

Es reveladora la observación de Anders sobre como ese «gesto», en el que se convierten las «creaciones» de Rodin (como este las llama) alcanza casi una manifestación religiosa, gracias en buena medida, al recogimiento y ensimismamiento de las figuras.

La conferencia continúa con algunos apartados importantes sobre los que no me extenderé, uno dedicado a la Deshumanización hallada por Anders en las obras del escultor, cómo se manifiesta esta y con qué características; otra, al Nudismo de las figuras, su significado con respecto a la época, y por último una concentrada en la propia actitud artística del escultor: Jugar a ser Dios. Completa esta serie la descripción de los Dibujos ―«instantáneas» las llamaba Rodinque realizaba entre el tiempo que transcurría entre la culminación de una escultura y otra. Además, y para seguir el hilo de la conferencia la edición ofrece una sección de con las Ilustraciones de las esculturas, algunas de ellas «originales múltiples» que pueden verse en diferentes museos y ciudades del mundo. Mi sugerencia es, además, servirse de Internet para visualizarlas.

Finalmente, aprovecho esta pequeña reseña para felicitar a la editorial Molussia Editores, por la excelente edición y por la acertadísima elección de esta conferencia y autor para su primera publicación.


Nota: por si fuera de tu interés enlace a Museo Rodin en París 

miércoles, 9 de julio de 2025

MARÍA ZAMBRANO: PERSONA Y DEMOCRACIA

 



Pilar Alberdi


«Ser hombre es ser persona, y persona es: una soledad dentro de una conciencia». M.Z.

 

En este libro, pura reflexión del quehacer del siglo XX, María Zambrano reclama la «conciencia despierta» de la Historia, aquella que permite imprevistamente la revelación de la verdad para la masa de los hombres: es decir, para aquellos que habitualmente no tienen decisión, y simplemente la padecen. En tiempos de crisis, esa «conciencia» antes demorada, «desatendida» dice ella, se interpone, se hace presente.

Si bien en épocas normales el devenir de los días es seguro y hasta previsible, es solo cuando surge de repente lo imprevisto (una guerra, una revolución, un desastre natural, otro tipo de amenaza…) cuando el hombre se ve interpelado y, para desgracia suya, la mayoría no tiene respuestas, y si llegase a tenerlas no pasarían generalmente de una queja del estilo de: «Esto no lo vi venir», «¿Cómo puede ser?», pura interjección florida, vacía de sentido, o al menos de un sentido que se exprese más allá de la palabra y la búsqueda de culpables.

La Historia, aplicable a todas las instituciones, incluida la familia, la pareja, la amistad, siempre se manifiesta como realmente es, en un contexto trágico, siempre a causa de la traición y la mentira. El problema, viene a decirnos Zambrano, es la idolatría, pongamos por caso al político o el partido de turno. «El ídolo es lo que se alimenta de esa adoración o entrega sin medida» mientras en silencio produce una víctima. Cuando el ídolo cae no queda nada. Bueno, sí, la Esfinge, la copia, la estructura de lo que fue esa idealización y ahora su vacío. De este modo: «toda persona convertida en ídolo defrauda», toda institución también. Correcto: toda persona, patria, sociedad, supremacismo étnico, defrauda. El ideal convertido en ídolo acaba siempre destruido. Su máxima glorificación, es decir, su soberbia, anticipa su caída o como referían los griego a toda hybris (desmesura) le llega su némesis (castigo). Apunta Zambrano: «No hay palacio renacentista, ni castillo medieval, que no tenga la prisión bajo los salones». Y muchas veces, el propio palacio o castillo, enteramente lo es. Sobran ejemplos en la Historia. El ideal y sus sombras.

Cuando el ídolo finalmente cae, pues este era su inevitable final, es sacrificado, se torna víctima el victimario; solo entonces, cuando su debilidad revestida de soberbia es mayor, se anuncia la «igualdad» con la víctima; añadiría yo, hasta la aparición de un nuevo ídolo, ya sea que estuviera presente o sea de futura gestación y una nueva víctima propicia. Nuestra Historia y nuestra vida está repleta de estos casos. «La historia trágica ―explica Zambrano― se mueve a través de personajes que son máscara». Pero cuanto más se torna máscara, la persona, la institución convertida en ídolo, antes cae; y ya no es capaz de sostener su función.

Las personas necesitan un proyecto estable para avanzar e ir confiados hacia al futuro. Hoy se habla así de los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Años de democracia perturbados por el neoliberalismo triunfante y globalista y el capital cada vez en menos manos. Pero hay un peligro, el deseo, siempre vigente de «absolutismo», que subyace en las nuevas propuestas. Lo podemos apreciar en palabras que ya no se sabe bien qué significan pero que se continúan utilizando, como «progreso». ¿Qué significó en el siglo XIX? ¿Un avance a partir de la tecnología? ¿Qué significa hoy? ¿Una prevención contra una tecnología utilizada para devaluar al hombre y tenerle controlado?

Hay que luchar y mucho contra los ídolos. Las religiones monoteistas lo hicieron, a veces, lo olvidamos, pero su fuerza nace, precisamente de ese fundamento, así tenemos a Yahveh («el que Es», y a Mahoma derribando las estatuillas de dioses varios, frente a un único Dios, para el que no será necesaria una representación idolátrica, o a Jesucristo entrando en el templo para recordar a los que allí estaban, que el templo no es un mercado. O en el caso de las «creencias orientales» a Budha renegando de algunas de las prácticas de los brahamanes.

En apenas un par de páginas de este libro, María Zambrano se pregunta cómo utilizan el pueblo y la masa el lenguaje, en un tiempo, el siglo XX, en el que todavía tenía vigencia la palabra «pueblo», hoy prácticamente en desuso. Evidentemente, la diferencia entre ambos lenguajes resulta abismal y se rige por directrices diferentes. Veamos: el lenguaje del pueblo tiende a la objetividad, es indirecto, se apoya en verbos, pertenece a una población concreta y está basado en un legado cultural. No solo recoge la sabiduría de las sentencias, proverbios, aforismos, sino esa intuición, ese conocimiento y esa clase de respeto con una base moral firme. «Está cargado de alusiones, de sugestiones y… de silencios» (pág. 202), nos dice.

Por el contrario, el lenguaje de la masa «plagado de adjetivos de un repertorio muy escaso» es simplificado, subjetivo, directo, huye de la complejidad, y es en este hecho en donde se expresa ―nos dice la autora― ese peligroso «deseo de absolutismo», propio de los «principios dogmáticos» que emplea esa «rigidez de pensamiento» que no va a lo profundo. (Idem).

La masa es más proclive a aquello que Tocqueville llamó : «el imperio de la mayoría»». Aplicable a gentes cosmopolitas que gustan hoy de ver en cada ciudad a la que llegan, la que han dejado atrás, y para las que el mundo es mundo si pueden viajar por él. Masa que prefiere el «orden», sea cual sea este, por ser más fácil de entender que el «caos», aunque este en ciertos momentos de la Historia sea inevitable y a nivel teórico necesario, al menos, tanto como el orden

Pero la verdadera democracia no pasa por ahí, no, no pasa por personas cuya aspiración máxima es hacer un turismo low cost, y subir las fotos a sus Redes Sociales, sin haberse aprovisionado de un bagaje cultural. La democracia (si todavía es posible llamar así a lo que actualmente padecemos) pasa por una persona reflexiva y responsable capaz de sostener sus ideas frente a una mayoría que discurre indiferente por la vida, sin atisbar las razones últimas de cuanto ocurre. «Se diría que para el hombre solo son visibles ciertas realidades; más aún, solo es visible la realidad en tanto que tal, después de haberla padecido largamente y como en sueños, en una especie de pesadilla, es decir, cuando ya no queda otro remedio que apreciarla. Ver la realidad como realidad es siempre un despertar a ella. Y sucede en un instante» (pág. 30). Y ¿cómo es ese instante? Ella también lo dice: «Es el instante de la perplejidad que antecede a la conciencia y la obliga a nacer. Y el de la confusión, ya que nada azora tanto como encontrarse consigo mismo» (Idem). Como vemos, pura tragedia griega en su máximo esplendor, historias donde el o la protagonista, como Edipo, actúa sin saber las consecuencias verdaderas que tendrán sus actos, no solo para él, sino para los demás. Porque nuestra responsabilidad y esto hay que recordarlo siempre nunca es solo personal, atañe a las vidas de los demás. Consciente de esto, la filósofa nos alerta: «Una de las debilidades del hombre europeo de finales y principios de siglo ha sido el no creer en el absurdo, en el horror, en el crimen gratuito, en lo diabólico. El haber olvidado que ciertas cosas, ciertos horrores, habían sucedido ante nosotros hacia no tanto tiempo, y el no haber sospechado que podían suceder de nuevo bajo otra máscara, y por otros motivos, pues de ciertos horrores lo importante es que ocurran. Que el hombre y el hombre civilizado, haya sido capaz de cometerlos; los motivos… Se inventan» (pág. 105).

A mucha gente le ocurre eso de no creer «en el absurdo, en el horror, en el crimen gratuito, en lo diabólico». ¡Cuánto deberían hacernos reflexionar esas palabras sobre la maldad del hombre y sus consecuencias!



Referencias:

Zambrano, María. Persona y democracia. Alianza. Madrid, 2019.


Nota: Puedes escuchar este artículo en el siguiente enlace.

 

martes, 1 de julio de 2025

¿A QUIÉN PERTENECE EL AGUA?

 

Pilar Alberdi

 


«el pensamiento del futuro tiene que ser fiel a la naturaleza» Arne Naess (1912-2009)

 

El discurso de David Foster Wallace: «¿Qué es el agua?»

 

Fue en 2005 cuando el escritor y profesor dio un discurso a los egresados de los estudios de arte de una universidad estadounidense. Tiempo después sus palabras acabaron convertidas en un texto de referencia.

La idea central de su discurso es que las artes liberales nos pueden enseñar a ser menos arrogantes. Que pensar cualquiera puede, dice, pero lo que hay que saber y decidir es sobre qué pensar.

La mente, el ser que somos, conjetura, tiende a ser el centro del mundo, al que percibe como alrededor suyo. Por tanto, el centro de ese mundo es el sujeto. Y a esta visión arrogante, la de sentirnos únicos, la llama «la falla de origen», que no es otra cosa, desde mi punto de vista, que aquello que recogieron en su saber las religiones con palabras como «pecado original», «caída» y también las creencias orientales en su búsqueda de dominio de sí, de interrelación con todo, de comprensión del ser y el universo, o el psicoanálisis con su percepción del inconsciente, o Jung con su concepto de «sombra», ese ego que arrastramos, que va con nosotros, que se nos impone mientras no seamos capaces de dominarlo y que muchas veces ven más fácilmente los demás, que nosotros mismos, y al que solo se puede controlar con conocimiento personal y mucho esfuerzo.

Dice Wallace (1962-2008): «Realmente, aprender cómo pensar significa aprender la forma de tener algún control sobre cómo se piensa y qué se piensa; significa estar consciente y suficientemente enterado para decidir a qué debo prestar intención y para decidir cómo elaborar significados a partir de la experiencia».

Finalmente recuerda a los estudiantes que «todo el mundo adora algo» y la cuestión está en elegir bien qué adorar, porque ahora son jóvenes y su adoración quizá está en las cosas más materiales y banales, y esa adoración podría más adelante hacerlos infelices.

 

La posición ecofeminista de Shiva Vandana

 

Cuando Shiva Vandana, la reconocida ecofeminista india pregunta «¿a quién pertenecen las aguas?», cuestión que da pie a este artículo, está pensando en el futuro de la humanidad, y desde esa posición nos invita a repensar los términos en los que algunas corporaciones y multinacionales intentan apropiarse de lo común.

Como ella evidencia en su texto, a la primera pregunta le siguen otras no menos importantes y necesarias sobre el agua: «¿Se trata de una propiedad privada o de un bien comunal? ¿Qué derechos sobre el agua tienen, o deberían tener las personas? ¿Qué derechos le corresponden al Estado? ¿Cuáles son los derechos de las empresas y de los intereses comerciales?» Pregunta que deberíamos extendera todo aquello que siendo común pueda ser afectado. En consecuencia: ¿que nos dice el ecofeminismo de Shiva Vandana? Por un lado, que es importante el saber de los ancestros en el cuidado de la Tierra y el de las mujeres muy especialmente por su larga tradición en los cuidados. En este sentido, apela a un feminismo basado no en la semejanza con el hombre sino en la aceptación y el respeto de la diferencia, teniendo como anclaje básico la Tierra que nos acoge y sustenta y de la que somos una parte más de la naturaleza, aunque nuestra actual posición tecnológica, económica y política suponga un peligro no solo para esa naturaleza, sino para el resto de los animales y para nosotros mismos.

Ecológicamente, ella se sitúa en una posición anti globalista, que detesta el pensamiento único, y las imposiciones de los países más poderosos al resto, sin posibilidad de defender alternativas diferentes, así como el modo en que bajo esta política general se beneficia con un terrible descaro a corporaciones multinacionales y grupos de poder que pretenden y, a veces lo consiguen, imponerse a través de sus lobbies de presión, presentes incluso en las instituciones, para apropiarse precisamente de aquello que es un bien común a todos, como es el caso del agua. O, simplemente, para seguir imponiéndose y colaborando a cambiar legislaciones en su propio beneficio como si los derechos de los demás no existiesen.

Estas últimas décadas, hemos observado cómo la lucha por el agua entre naciones (muchos países comparten en común cuencas de ríos) se mantiene bastante estable, aunque de vez en cuando, sean otros los problemas que subyacen a esta cuestión y que la afectan, como ha ocurrido en fechas recientes, el pasado mes de abril, cuando India cerró el paso del agua a Pakistán, justificando que lo hacía porque ese país (presuntamente) apoya el terrorismo que perjudica a la India. La cuestión hizo estallar un pequeño conflicto bélico que para beneficio de todos no ha ido a más. Los titulares de las noticias de los periódicos decían por esos días: «La India suspende el tratado de aguas del Indo con Pakistán tras el ataque a Cachemira». Si lo miramos con detenimiento esa frontera que divide un país del otro también es el resultado de nefastas políticas imperialistas y colonialistas del pasado, y responde a apropiaciones, a repartos injustos del mundo, como de manera parecida se hizo con África a finales del siglo XIX, afectando directamente a toda la población y a las diferentes etnias que allí convivían.

¿Por qué es importante la posición de la doctora Shiva Vandana? Porque conoce de primera mano lo que ocurre en su país, la India, y su conocimiento y sus afirmaciones, así como sus trabajos de investigación, algunas veces encargadas por las ONU y otras por el gobierno de su país, más las propias de la Fundación que creó, así como sus diferentes charlas y conferencias nos sirven para contrastarlas con las palabras del ex ceo de Nestlé, Peter Brabeck, recientemente nombrado presidente del Foro económico mundial, conocido también como el Foro de Davos, en la ciudad Suiza del mismo nombre, donde anualmente se reúne la élite mundial para mostrar sus planes sobre el futuro del mundo, por ejemplo, las llamadas «ciudades de quince minutos», la imposición de comer carne artificial, etcétera, que no son evidentemente las ideas que puede tener un habitante normal, al que ya le es de por sí dificultoso acceder a comer carne. Esta élite ordenancista y con ideas generales de control llega cada año a esa sede en más de 1700 aviones privados, aunque luego quieran obligar a las personas a comer insectos, como está ocurriendo ahora, por el bien del mundo, un mundo que interpretan a su manera y desde sus posiciones de privilegio. Las personas que allí acuden son directivos de multinacionales, directores de bancos, políticos, filósofos que defienden sus tesis (Yuval Noah Harari), etcétera.

Shiva Vandana, cree, además, que se ha perdido el sentimiento de lo sagrado en la población de la India al asumir este país postulados cortoplacistas capitalistas que solo benefician a las grandes multinacionales, de ahí que falte agua. Un dato: solo para producir un litro de biodiesel, se necesitan más de 9.100 litros de agua. Pero, además, de lo que se gaste en agricultura esta la que conlleva la industria y la población en general.

Dice: «Hemos tratado de limpiar el Ganges desde 1980», pero «todo funciona alrededor del dinero», «El Ganges en Benarés está más sucio que nunca porque los sistemas creados para limpiar el Ganges no son más que fraudes para hacer dinero» y si falla la electricidad las aguas residuales se arrojan directamente al río, además «falta la cultura de respeto al agua» y eso es ―indica― lo que hay que traer de vuelta, porque solo un gran cambio en la sociedad civil podría conseguir un movimiento similar en la política. Ahora en India, refiere, la gente come «comida basura» y arroja los envases de plástico al río.

Al señalar los problemas, afirma que este es el resultado de tres décadas de cultivos intensivos para los que desde el Banco Mundial se facilitó el dinero para hacer los pozos y poner los motores de extracción e incluso se dice facilitó la electricidad gratis por parte del Estado para esos motores, siendo así a día de hoy. De hecho, el 40 % de la electricidad que produce la India, tiene como destino esas explotaciones agrícolas a las que no les cobra por cicho suministro.

 

Peter Brocker, ex ceo de Nestlé, presidente del Grupo de recursos hídricos y actual presidente del Foro económico mundial

 

Como era previsible su perspectiva es la opuesta a la de Shiva Vandana. Como principal directivo de Nestlé, hasta hace poco, la multinacional productora de alimentos más grande del mundo y con intereses en India, entre otros países, señaló la necesidad, según su criterio, y hay que entender que el de la empresa que representaba de privatizar el agua. Ese proyecto lo presentó en una reunión del Foro Económico Mundial en Davos, con una presencia de una decena de personas, pero cuando nombra quiénes eran, dice: directivos de bancos y multinacionales, algún político.

En este sentido, su compañía que en sitios como Michigan (USA) paga apenas 200 dólares al año por toda el agua que pueda tomar para los embotellados de este producto y otros para los que también la extrae, es, por increíble que parezca, la que pide un mayor control del consumo. Y es esta compañía, quien a través de su principal representante exige, quiere y evidentemente se dispone a intentar conseguirlo, una privatización mundial del agua, con la excusa de que no se desperdicie. En sus declaraciones, por ejemplo, en algunas entrevistas muestra un gran enfado con los productores de biodiesel en India, a los que indirectamente acusa de la falta de agua, y a los que evidentemente supone sus competidores directos en el negocio de obtenerla. Por tanto, lo que se puede apreciar es que esta guerra de las multinacionales frente a los derechos de la gente, acabará más temprano que tarde en una guerra de poder entre grandes corporaciones, en la defensa de lo que crean cada una de ellas sean sus derechos, si así podemos llamarlos.

Dice Peter Brocker con respecto a lo que sucede en India: tres décadas atrás «el nivel del agua estaba a 1,5 metros por debajo de la superficie. Ahora estamos a 105 metros bajo la superficie». Datos que también corrobora Shiva Vandana, aunque las causas que ambos explican sean muy diferentes.

En su narrativa, Peter Brocker no nombra la intervención directa del Banco Mundial ni la política nacional asociada que la llevó a efecto. Se queda en que hay un gasto excesivo de agua, especialmente causada por las compañías que se dedican al biodiesel y con respecto al mundo, lo mismo. Y si bien todos gastan mucho, indica que dentro del uso que hace la compañía en sus instalaciones, hay control del gasto.

Por otra parte señala, dentro de las políticas a las que se siente afín, las propias del globalismo, que si el resto de la población quisiese alimentarse del modo en que se hace en occidente, por ejemplo en Europa y Estados Unidos, sería imposible, de ahí que la opción vegetariana le parezca ideal. Pero cómo sabemos por las declaraciones de Shiva Vandana y sus estudios, los responsables de estas políticas si tienen nombre. Y esto tiene que ver con lo que explica Ives Charles Zarka: «toda apropiación conlleva exclusión».

 

Ives Charles Zarka: La inapropiabilidad de la Tierra ―Principio de una refundación filosófica frente a los desafíos de nuestro tiempo―

 

«Estáis perdidos si olvidáis que los frutos son de todos y que la Tierra no es de nadie». Rousseau

 

Para Ives C. Zarka «La tragedia de nuestro tiempo es la apropiación». Toda apropiación conlleva exclusión. Indica: las figuras de la apropiación son «la propiedad, la conquista y la sobreexplotación». Cita a Grocio y dice que Jean Jacques Rousseau se apoyó en aquel para escribir su obra Discurso sobre el origen y la fundamentación de la desigualdad entre los hombres, a la que pertenece la frase introductoria de este apartado.

El autor señala que Grocio apela a la idea teológica de que Dios dio a los hombres la Tierra. Por nuestra parte podemos añadir que esa misma idea de la Naturaleza como dadora y sustentadora estaba en los filósofos griegos, por ejemplo, en Aristóteles. Lo que pasa es que en esta Segunda Naturaleza en la que nos hallamos sumidos, la de nuestra cultura y tecnología, todo cambia, demasiado rápido, y para desgracia nuestra no solo está en juego el sujeto, sino la Tierra misma, y todo cuanto ella contiene. Por supuesto, también podríamos preguntarnos si estamos expuestos a un determinismo tecnológico y a dónde nos conducirá y qué maneras nuevas podrá adoptar el capitalismo, y si realmente algo se le podrá oponer.

En resumen: lo que es común, lo que era propio de las antiguas comunidades, lo que es de todos por naturaleza no puede ser apropiado; en consecuencia, el agua no puede ser apropiada o no debería serlo, y debemos oponernos a semejante criterio, que conllevará más políticas de apropiación en el mismo sentido.

A estas ideas no es ajeno el viejo comunitarismo al que Marx apelaba, ni el nuevo «capitalismo decreciente» o «nuevo comunismo» al que algunos señalan actualmente en su búsqueda de soluciones como es el caso del escritor y profesor japonés Kohei Saito en su libro El capitalismo en la era del Antropoceno, donde defiende la idea de que el comunismo puede ser muy atractivo para las nuevas generaciones.

También podríamos hacernos la pregunta: ¿es posible ese decrecimiento? ¿Cómo se haría? ¿Quién lo llevaría a cabo? Personalmente pienso que solo una mezcla de dictadura y totalitarismo puede hacerlo, en medio de una lucha política por la hegemonía del mundo, cifrada en este momento en el binomio EEUU-China. De todos modos, el intento de la llamada «globalización», aunque aparentemente con menor énfasis en este momento que hace unos años, sigue presente y a su modo algunos de sus planteamientos también son decrecentistas, al menos para la mayoría, ya conocemos sus ideas sobre cómo se debe vivir, vestir, comer, etcétera. Conocemos el slogan de la Agenda 2030: «No tendrás nada y serás feliz». Y lo que se aprecia es un liberticidio en auge, acentuado cada día con nuevas medidas.

 

 

Referencias:

Zarka, Ives Charles. La inapropiabilidad de la tierra. Principio de una refundación filosófica frente a los desafíos de nuestro tiempo. NED Ediciones, 2016. Barcelona

Naess, Arne. The ecology of Wisdom. p. 70-80. Berkeley, CA: Counter point, 2008. ISBN 9781582434018

David Foster Wallace. «Esto es agua».

https://www.youtube.com/watch?v=AJyMzChxXrk

Shiva Vandana. «I Derechos sobre el agua: el Estado, el mercado y la comunidad». En: Las guerras del agua: contaminación, privatización y negocio (p.35-53). Icaria 2002.

Vandana Shiva. Water is peace. Sacred water culture

https://www.youtube.com/watch?v=xoHnMvoZuAs

Shiva Vandana https://es.wikipedia.org/wiki/Vandana_Shiva

Movimiento antiglobalización https://es.wikipedia.org/wiki/Movimiento_antiglobalizaci%C3%B3n

El capital en la era del Antropoceno de Kohei Saito

https://jacobinlat.com/2023/07/el-capital-en-la-era-del-antropoceno/

El filósofo Kohei Saito: “el comunismo puede ser muy atractivo para el futuro”

https://www.youtube.com/watch?v=1HPMDOkuqNE

How Nestlé makes billions bottling free water

https://www.youtube.com/watch?v=CPIEaM0on70

Bayer y las abejas

https://www.youtube.com/watch?v=IPuuUuJ8220

Shiva Vandana https://es.wikipedia.org/wiki/Vandana_Shiva

Movimiento antiglobalización https://es.wikipedia.org/wiki/Movimiento_antiglobalizaci%C3%B3n

¿Qué es el tecnofeudalismo?

https://elordenmundial.com/que-es-tecnofeudalismo/