Pilar Alberdi
«el pensamiento del futuro tiene que
ser fiel a la naturaleza» Arne Naess (1912-2009)
El
discurso de David Foster Wallace: «¿Qué
es el agua?»
Fue en 2005
cuando el escritor y profesor dio un discurso a los egresados de los estudios
de arte de una universidad estadounidense. Tiempo después sus palabras acabaron
convertidas en un texto de referencia.
La idea
central de su discurso es que las artes liberales nos pueden enseñar a ser
menos arrogantes. Que pensar cualquiera puede, dice, pero lo que hay que saber
y decidir es sobre qué pensar.
La mente,
el ser que somos, conjetura, tiende a ser el centro del mundo, al que percibe
como alrededor suyo. Por tanto, el centro de ese mundo es el sujeto. Y a esta
visión arrogante, la de sentirnos únicos, la llama «la falla de origen», que no es otra cosa, desde mi punto
de vista, que aquello que recogieron en su saber las religiones con palabras
como «pecado original», «caída» y también las creencias orientales en su
búsqueda de dominio de sí, de interrelación con todo, de comprensión del ser y
el universo, o el psicoanálisis con su percepción del inconsciente, o Jung con
su concepto de «sombra», ese ego que arrastramos, que va con nosotros, que se
nos impone mientras no seamos capaces de dominarlo y que muchas veces ven más
fácilmente los demás, que nosotros mismos, y al que solo se puede controlar con
conocimiento personal y mucho esfuerzo.
Dice Wallace (1962-2008): «Realmente,
aprender cómo pensar significa aprender la forma de tener algún control sobre
cómo se piensa y qué se piensa; significa estar consciente y suficientemente
enterado para decidir a qué debo prestar intención y para decidir cómo elaborar
significados a partir de la experiencia».
Finalmente recuerda a los estudiantes
que «todo el mundo adora algo» y la cuestión está en elegir bien qué adorar,
porque ahora son jóvenes y su adoración quizá está en las cosas más materiales
y banales, y esa adoración podría más adelante hacerlos infelices.
La
posición ecofeminista de Shiva Vandana
Cuando
Shiva Vandana, la reconocida ecofeminista india pregunta «¿a quién pertenecen las aguas?», cuestión que da pie a este
artículo, está pensando en el futuro de la humanidad, y desde esa posición nos
invita a repensar los términos en los que algunas corporaciones y multinacionales
intentan apropiarse de lo común.
Como ella evidencia en su texto, a la
primera pregunta le siguen otras no menos importantes y necesarias sobre el
agua: «¿Se trata de una propiedad privada o de un bien comunal? ¿Qué derechos
sobre el agua tienen, o deberían tener las personas? ¿Qué derechos le
corresponden al Estado? ¿Cuáles son los derechos de las empresas y de los
intereses comerciales?» Pregunta que deberíamos extendera todo aquello que
siendo común pueda ser afectado. En consecuencia: ¿que nos dice el ecofeminismo
de Shiva Vandana? Por un lado, que es importante el saber de los ancestros en
el cuidado de la Tierra y el de las mujeres muy especialmente por su larga
tradición en los cuidados. En este sentido, apela a un feminismo basado no en
la semejanza con el hombre sino en la aceptación y el respeto de la diferencia,
teniendo como anclaje básico la Tierra que nos acoge y sustenta y de la que
somos una parte más de la naturaleza, aunque nuestra actual posición
tecnológica, económica y política suponga un peligro no solo para esa
naturaleza, sino para el resto de los animales y para nosotros mismos.
Ecológicamente, ella se sitúa en una
posición anti globalista, que detesta el pensamiento único, y las imposiciones
de los países más poderosos al resto, sin posibilidad de defender alternativas
diferentes, así como el modo en que bajo esta política general se beneficia con
un terrible descaro a corporaciones multinacionales y grupos de poder que
pretenden y, a veces lo consiguen, imponerse a través de sus lobbies de
presión, presentes incluso en las instituciones, para apropiarse precisamente
de aquello que es un bien común a todos, como es el caso del agua. O,
simplemente, para seguir imponiéndose y colaborando a cambiar legislaciones en
su propio beneficio como si los derechos de los demás no existiesen.
Estas últimas décadas, hemos observado
cómo la lucha por el agua entre naciones (muchos países comparten en común cuencas
de ríos) se mantiene bastante estable, aunque de vez en cuando, sean otros los
problemas que subyacen a esta cuestión y que la afectan, como ha ocurrido en
fechas recientes, el pasado mes de abril, cuando India cerró el paso del agua a
Pakistán, justificando que lo hacía porque ese país (presuntamente) apoya el
terrorismo que perjudica a la India. La cuestión hizo estallar un pequeño
conflicto bélico que para beneficio de todos no ha ido a más. Los titulares de
las noticias de los periódicos decían por esos días: «La India suspende el
tratado de aguas del Indo con Pakistán tras el ataque a Cachemira». Si lo
miramos con detenimiento esa frontera que divide un país del otro también es el
resultado de nefastas políticas imperialistas y colonialistas del pasado, y
responde a apropiaciones, a repartos injustos del mundo, como de manera
parecida se hizo con África a finales del siglo XIX, afectando directamente a
toda la población y a las diferentes etnias que allí convivían.
¿Por qué es importante la posición de
la doctora Shiva Vandana? Porque conoce de primera mano lo que ocurre en su
país, la India, y su conocimiento y sus afirmaciones, así como sus trabajos de
investigación, algunas veces encargadas por las ONU y otras por el gobierno de
su país, más las propias de la Fundación que creó, así como sus diferentes
charlas y conferencias nos sirven para contrastarlas con las palabras del ex
ceo de Nestlé, Peter Brabeck, recientemente nombrado presidente del Foro
económico mundial, conocido también como el Foro de Davos, en la ciudad Suiza
del mismo nombre, donde anualmente se reúne la élite mundial para mostrar sus planes
sobre el futuro del mundo, por ejemplo, las llamadas «ciudades de quince
minutos», la imposición de comer carne artificial, etcétera, que no son
evidentemente las ideas que puede tener un habitante normal, al que ya le es de
por sí dificultoso acceder a comer carne. Esta élite ordenancista y con ideas
generales de control llega cada año a esa sede en más de 1700 aviones privados,
aunque luego quieran obligar a las personas a comer insectos, como está
ocurriendo ahora, por el bien del mundo, un mundo que interpretan a su manera y
desde sus posiciones de privilegio. Las personas que allí acuden son directivos
de multinacionales, directores de bancos, políticos, filósofos que defienden
sus tesis (Yuval Noah Harari), etcétera.
Shiva Vandana, cree, además, que se ha
perdido el sentimiento de lo sagrado en la población de la India al asumir este
país postulados cortoplacistas capitalistas que solo benefician a las grandes
multinacionales, de ahí que falte agua. Un dato: solo para producir un litro de
biodiesel, se necesitan más de 9.100 litros de agua. Pero, además, de lo que se
gaste en agricultura esta la que conlleva la industria y la población en
general.
Dice: «Hemos tratado de limpiar el
Ganges desde 1980», pero «todo funciona alrededor del dinero», «El Ganges en
Benarés está más sucio que nunca porque los sistemas creados para limpiar el
Ganges no son más que fraudes para hacer dinero» y si falla la electricidad las
aguas residuales se arrojan directamente al río, además «falta la cultura de
respeto al agua» y eso es ―indica― lo que hay que traer de vuelta, porque solo
un gran cambio en la sociedad civil podría conseguir un movimiento similar en
la política. Ahora en India, refiere, la gente come «comida basura» y arroja
los envases de plástico al río.
Al señalar los problemas, afirma que este
es el resultado de tres décadas de cultivos intensivos para los que desde el
Banco Mundial se facilitó el dinero para hacer los pozos y poner los motores de
extracción e incluso se dice facilitó la electricidad gratis por parte del
Estado para esos motores, siendo así a día de hoy. De hecho, el 40 % de la
electricidad que produce la India, tiene como destino esas explotaciones
agrícolas a las que no les cobra por cicho suministro.
Peter Brocker, ex ceo de Nestlé,
presidente del Grupo de recursos hídricos y actual presidente del Foro
económico mundial
Como era previsible su perspectiva es
la opuesta a la de Shiva Vandana. Como principal directivo de Nestlé, hasta
hace poco, la multinacional productora de alimentos más grande del mundo y con
intereses en India, entre otros países, señaló la necesidad, según su criterio,
y hay que entender que el de la empresa que representaba de privatizar el agua.
Ese proyecto lo presentó en una reunión del Foro Económico Mundial en Davos,
con una presencia de una decena de personas, pero cuando nombra quiénes eran,
dice: directivos de bancos y multinacionales, algún político.
En este sentido, su compañía que en
sitios como Michigan (USA) paga apenas 200 dólares al año por toda el agua que
pueda tomar para los embotellados de este producto y otros para los que también
la extrae, es, por increíble que parezca, la que pide un mayor control del
consumo. Y es esta compañía, quien a través de su principal representante exige,
quiere y evidentemente se dispone a intentar conseguirlo, una privatización
mundial del agua, con la excusa de que no se desperdicie. En sus declaraciones,
por ejemplo, en algunas entrevistas muestra un gran enfado con los productores
de biodiesel en India, a los que indirectamente acusa de la falta de agua, y a
los que evidentemente supone sus competidores directos en el negocio de
obtenerla. Por tanto, lo que se puede apreciar es que esta guerra de las
multinacionales frente a los derechos de la gente, acabará más temprano que
tarde en una guerra de poder entre grandes corporaciones, en la defensa de lo
que crean cada una de ellas sean sus derechos, si así podemos llamarlos.
Dice Peter Brocker con respecto a lo
que sucede en India: tres décadas atrás «el nivel del agua estaba a 1,5 metros
por debajo de la superficie. Ahora estamos a 105 metros bajo la superficie».
Datos que también corrobora Shiva Vandana, aunque las causas que ambos explican
sean muy diferentes.
En su narrativa, Peter Brocker no
nombra la intervención directa del Banco Mundial ni la política nacional
asociada que la llevó a efecto. Se queda en que hay un gasto excesivo de agua, especialmente
causada por las compañías que se dedican al biodiesel y con respecto al mundo,
lo mismo. Y si bien todos gastan mucho, indica que dentro del uso que hace la
compañía en sus instalaciones, hay control del gasto.
Por otra parte señala, dentro de las
políticas a las que se siente afín, las propias del globalismo, que si el resto
de la población quisiese alimentarse del modo en que se hace en occidente, por
ejemplo en Europa y Estados Unidos, sería imposible, de ahí que la opción
vegetariana le parezca ideal. Pero cómo sabemos por las declaraciones de Shiva
Vandana y sus estudios, los responsables de estas políticas si tienen nombre. Y
esto tiene que ver con lo que explica Ives Charles Zarka: «toda apropiación
conlleva exclusión».
Ives Charles Zarka: La
inapropiabilidad de la Tierra ―Principio de una refundación filosófica frente a
los desafíos de nuestro tiempo―
«Estáis perdidos si olvidáis que los
frutos son de todos y que la Tierra no es de nadie». Rousseau
Para Ives C. Zarka «La tragedia de
nuestro tiempo es la apropiación». Toda apropiación conlleva exclusión. Indica:
las figuras de la apropiación son «la propiedad, la conquista y la
sobreexplotación». Cita a Grocio y dice que Jean Jacques Rousseau se apoyó en
aquel para escribir su obra Discurso sobre el origen y la fundamentación de
la desigualdad entre los hombres, a la que pertenece la frase introductoria
de este apartado.
El autor señala que Grocio apela a la
idea teológica de que Dios dio a los hombres la Tierra. Por nuestra parte
podemos añadir que esa misma idea de la Naturaleza como dadora y sustentadora
estaba en los filósofos griegos, por ejemplo, en Aristóteles. Lo que pasa es
que en esta Segunda Naturaleza en la que nos hallamos sumidos, la de nuestra
cultura y tecnología, todo cambia, demasiado rápido, y para desgracia nuestra
no solo está en juego el sujeto, sino la Tierra misma, y todo cuanto ella
contiene. Por supuesto, también podríamos preguntarnos si estamos expuestos a
un determinismo tecnológico y a dónde nos conducirá y qué maneras nuevas podrá
adoptar el capitalismo, y si realmente algo se le podrá oponer.
En resumen: lo que es común, lo que
era propio de las antiguas comunidades, lo que es de todos por naturaleza no
puede ser apropiado; en consecuencia, el agua no puede ser apropiada o no
debería serlo, y debemos oponernos a semejante criterio, que conllevará más
políticas de apropiación en el mismo sentido.
A estas ideas no es ajeno el viejo
comunitarismo al que Marx apelaba, ni el nuevo «capitalismo decreciente» o «nuevo
comunismo» al que algunos señalan actualmente en su búsqueda de soluciones como
es el caso del escritor y profesor japonés Kohei Saito en su libro El
capitalismo en la era del Antropoceno, donde defiende la idea de que el
comunismo puede ser muy atractivo para las nuevas generaciones.
También podríamos hacernos la
pregunta: ¿es posible ese decrecimiento? ¿Cómo se haría? ¿Quién lo llevaría a
cabo? Personalmente pienso que solo una mezcla de dictadura y totalitarismo puede
hacerlo, en medio de una lucha política por la hegemonía del mundo, cifrada en
este momento en el binomio EEUU-China. De todos modos, el intento de la llamada
«globalización», aunque aparentemente con menor énfasis en este momento que
hace unos años, sigue presente y a su modo algunos de sus planteamientos
también son decrecentistas, al menos para la mayoría, ya conocemos sus ideas
sobre cómo se debe vivir, vestir, comer, etcétera. Conocemos el slogan de la
Agenda 2030: «No tendrás nada y serás feliz». Y lo que se aprecia es un
liberticidio en auge, acentuado cada día con nuevas medidas.
Referencias:
Zarka, Ives
Charles. La inapropiabilidad de la tierra. Principio de una refundación
filosófica frente a los desafíos de nuestro tiempo. NED Ediciones, 2016. Barcelona
Naess, Arne. The ecology of
Wisdom. p. 70-80. Berkeley, CA: Counter point, 2008. ISBN 9781582434018
David Foster Wallace. «Esto es agua».
https://www.youtube.com/watch?v=AJyMzChxXrk
Shiva
Vandana. «I Derechos
sobre el agua: el Estado, el mercado y la comunidad». En: Las guerras del agua: contaminación,
privatización y negocio (p.35-53). Icaria 2002.
Vandana Shiva. Water is peace.
Sacred water culture
https://www.youtube.com/watch?v=xoHnMvoZuAs
Shiva Vandana
https://es.wikipedia.org/wiki/Vandana_Shiva
Movimiento antiglobalización
https://es.wikipedia.org/wiki/Movimiento_antiglobalizaci%C3%B3n
El capital
en la era del Antropoceno de Kohei Saito
https://jacobinlat.com/2023/07/el-capital-en-la-era-del-antropoceno/
El filósofo
Kohei Saito: “el comunismo puede ser muy atractivo para el futuro”
https://www.youtube.com/watch?v=1HPMDOkuqNE
How Nestlé makes billions bottling free water
https://www.youtube.com/watch?v=CPIEaM0on70
Bayer y las abejas
https://www.youtube.com/watch?v=IPuuUuJ8220
Shiva Vandana
https://es.wikipedia.org/wiki/Vandana_Shiva
Movimiento antiglobalización https://es.wikipedia.org/wiki/Movimiento_antiglobalizaci%C3%B3n
¿Qué es el tecnofeudalismo?
https://elordenmundial.com/que-es-tecnofeudalismo/